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El sábado fuimos por la mañanita a la montaña! Que ilu. No me dio tiempo a disfrutar porque fue bastante expres. Por un lado preferiría que hubiese sido en domingo. Perderme mi día marujil! El mejor momento de la semana sábado por la mañana. Siempre ha sido mi momento favorito de la semana, junto con el viernes por la tarde. Pero este año, con esto de vivir en los extrarradios… Que urbanita y mal acostumbrada estaba. No es lo mismo. Porque sí. El viernes después del trabajo me fui a dar una vuelta por el centro, pero estaba taaann reventada que al final me fui a casita muy prontito. Claro, antes iba a casa, descansaba un ratito y me iba a dar mi merecido homenaje paseril al centro. Casi siempre bajaba caminando desviándome por Rambla Catalunya.
Desde pequeña me han encantado los viernes por la tarde. Mi madre decía que yo hacía “San Viernes”. Es el momento de la semana que me dedico única y exclusivamente a mí, ni al trabajo, ni a los quehaceres marujiles, ni a los amigos, ni a la pareja, ni… por ni, hasta ni los hobies. Es el momento de no hacer nada. De pasear y de dejar la mente en blanco, sólo observar.
Pero ahora según salgo del trabajo, me voy de paseo. Me como mi bocadillito en cualquier banco y a caminar. Pero sin haber descansado, estoy como un trapo y no aguanto mucho.
Por mucho que me digan que estoy muy cerquita y que ni lo voy a notar. Sí, mi vida ha cambiado mucho del año pasado a este. Con sus cosas buenas… pero también con sus desventajas de vivir en los extrarradios. Tendré que ingeniármelas para recuperar mis “santos viernes”.
Los sábados por la mañana antes también hacía algo por el estilo. Me iba a pasear por dónde me diera la gana de la ciudad. Será por sitios… Pero ahora todo eso ha cambiado.
Los sábados de ahora también me encantan casi tanto o más que antes. Porque vienen acompañados de las actividades marujiles que más me gustan. He recuperado el placer de ir a comprar a la plaza. Cerca de casa, los sábados por la mañana alrededor de una plaza, ponen puestecillos de fruta y verdura. Me encanta. Me encantan las plazas y los mercados. Quizás sea porque me recuerdan a mi infancia. En mi pueblo, los miércoles era como la fiesta. Es el día dónde ponían “la plaza”: mercado de puestecillos de fruta y verdura. Que era el día que se compraba la comida para la semana. Y el día que ponían también el “mercado”: ropa, calzado, drogueria, cacharros varios…
Pues este año he vuelto a recuperar ambos. A mí es que me debe tirar mucho la sangre del sur, porque el bullicio de la gente, la cantidad de colores, la variedad, los olores… me encantan. Maruja, Maruja. Estoy hecha. Otro día explicaré más cosas sobre este tema en otro post, porque da para mucho este tema.
1 Comments:
La verdad es que las semanas tienen ritmos distintos de los que nos cuentan, ¿verdad? Cada una tenemos días nuestros, días de la semana que odiamos, días de la semana que tratamos de reconquistar...Qué bien vienen siempre esos paseos solas por la ciudad, la cantidad de cosas que se ponen en su sitio mientras se camina.
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