De lanas y punto va la cosa

Este año tengo mil y un proyectos (creo que los escribirá otro día, porque hoy el nervio y la ansiedad por querer expresar tantas cosas me pueden), entre ellas además de los cambios importantes que espero introducir en mi vida está el punto.

Tenía muchíiiiiiisimas ganas de empezarcon él, y definitivamente en navidades lo he hecho!!

Además he debido ser muy buena, porque papá Noel me ha dejado alguna cosilla que me ha hecho muchísima ilusión. Como por ejemplo: un gorro precioso de lana creado por las manitas de mi madre, que es una artista. Unas agujas del 3,5 con las que estoy empezando mi andadura.

De hecho en el viaje de vuelta le dí un poquillo de uso a las agujas. Ahí estaba yo en el tren con mis agujas y mi lana (regalo de – y robo a mi madre) toda concentrada. Porque yo no sujeto las agujas… no. Yo las empuño que para alguien ya iniciado en estas artes debe ser una aberración. Pero es que es para verme. Superconcentradísima que iba yo para que no se me salieran los puntos (que se me salieron e intenté reacerlos pero me quedó un churro). Mi mami, que como ya he dicho es una artista y desde que vivo lejos tiene más paciencia que un santo conmigo (antes la tenía, pero es que ahora ya es para beatificarla), me ha dicho que he sido demasiado atrevida y que debería haber empezado haciendo pruebas. Y lo hice que conste. Dí unas cuantas vueltecitas con una lana y unas agujas que me dejó, pero eso de no tener un objetivo y desear acabar un proyecto como que me desespera. Por ello, valiente de mí, dije, no yo empiezo una bufanda de punto bobo. Y así estoy con un trocito de 30 cm de largo y dos dedos de ancho. Que dicho sea de paso desde el viaje que no lo he vuelto a tocar. Vergüenza tenía que tener!!!!

Pero estoy taaaan contenta y taaaaan ilusionada. Ya he pensado que con los dineritos que mi abueli encargó a los reyes me compraré lanas. El problema es que mis manitas son un poco patosillas y me da penita realizar tal masacre a unas pobres lanas que tan sólo descansaban en las lejas hasta que mis zarpas dieron con ellas. Pobrecitas, ellas que pensaban que irían a parar a alguno de los nobles proyectos como los que veo en muchos blogs. Proyectos que me parecen unas maravillas y que no sé yo si algún día llegaré a ello. De momento lo dudo mucho.

Por otro lado, todo está relacionado mi partener nos dio ayer de alta para tener al señor Internet en casa, con lo cual podré poner fotos de mis proyectillos en el blog. Si la cámara no se horroriza de mis engendros, claro. Que conste que yo tejo con mucho amor, pero es que mis manitas le dicen a mi cerebro: pero tú donde vas que nosotras no tenemos ni flowers de esto? Ayyyy me hace tanta ilusión retratar a mis proyectos, me da que les acabaré poniendo nombres como si fueran mis hijos. E iré siguiendo su crecimiento, me alegraré cuando le salgan sus primeros calados, cuando cambien de etapa y se transformen en otros puntos que no sea el punto bobo (lo del nombrecito se las trae, a mí que no me digan…), cuando se hagan mayores y se vayan de casa… sniff, snifff.
Ayyy que me pongo melancólica.

Más cosas relacionadas: Mi partener ha ido hoy al IKEA (que gran invento!!!) y le he encargado un cestito para tener recogidito mi proyecto. No vaya a ser que me coja frío, se me ponga enfermo y empiece a perder puntos. Dios no lo quiera, porque todavía no sé como se hacen las trampas para recuperarlos… Aisss.

Creo que por hoy despido mi fiebre tejeril que me están dando ganas de salir corriendo a casa y ponerme con las “agujas a la obra” las manos las dejo para otro día.