Libros
El sábado mientras esperaba el tren para la quedada de “las chicas”, me llevé un libro.
Me hace gracia, mi madre siempre se pone nerviosa con que voy a perder el tren (pero si siempre me sobran 5 minutos y hay veces que hasta 10). No está acostumbrada a exprimir el tiempo al máximo en las esperas. En las grandes ciudades aprendes a aprovechar todo lo que puedes y apurar. Porque pasas tanto tiempo en desplazamientos, que el que no lo pierdes en esos menesteres, es una joya.
La verdad es que parte de razón tiene, porque si pierdo el tren, me tengo que esperar 2 horas!! Al siguiente.
Bueno, pues eso. Empecé un libro, y en el camino de vuelta lo estuve siguiendo. Me enganché completamente, y no porque fuera una gran maravilla…
Yo opino que la lectura de un libro tiene múltiples variables, y un libro no es bueno o nos gusta solamente por la calidad del escrito, la pericia del escritor. También se añade la otra parte de la lectura que no es ni más ni menos que el lector.
Dependiendo del lector, un libro adquirirá matices diferentes. Porque en la lectura, plasmamos también nuestras vivencias, nuestras experiencias, … en la lectura cada uno aporta su pequeño granito de arena y le da un sentido diferente a las cosas. Cada uno nos fijamos en detalles diferentes, les añadimos un poquito de nuestras historias, y el resultado es… vualá! Único e intransferible para cada uno de los lectores.
Porque igual que cuando vamos por la calle, cada uno ve un paisaje distinto, a cada uno nos llaman la atención detalles diferentes (sería agotador procesar toda la información que recibimos y tampoco habría tiempo material para realizar todas esas operaciones en nuestro cerebro) cuando leemos un libro cada uno hacemos hincapié en los detalles de la historia que nos son más cercanos o entendemos mejor.
Por eso quizás cuando volvemos a releer un libro, muchas veces es como si lo leyeramos de nuevo, porque había ciertos puntos que en el momento anterior que lo leímos no nos habíamos fijado. Seguramente, porque en ese punto de nuestra vida (también influye el punto o momento concreto en el que se produzca, así como el estado de ánimo que tuviéramos) esos detalles no significaran nada para nosotros o no les supimos dar ese valor.
El libro en cuestión no tiene un gran valor literario, pero en el momento que lo compré me apetecía algo de lectura rápida, ligera y divertida. Algo del estilo de Bridget Jones. Ahora mismo no recuerdo el título lo apuntaré por si a alguna le interesa. LA REINA DE LA CASA Kinsella, Sophie (Ediciones Salamandra) No sabría si recomendarlo. Hasta el domingo le encontraba su interés y me tenía enganchada, pero después de la lectura de ayer… no me acabó de encajar. Todo lo que tenía de atrayente en el principio y en el desarrollo, considero que la escritora lo rompió en el desenlace. Demasiado “americano”, final estrambótico, feliz y tópico. Me hubiera gustado un poco más… normalito y real.
El caso es que la historia me atraía por lo mismo que he explicado antes. Porque veía reflejadas partes de mi vida en esa historia. Más o menos la historia sería algo así: Una chica joven, abogada está a punto de conseguir el sueño profesional de su vida, pero justo en ese momento sucede algo que le da un giro radical y empieza a plantearse si su objetivo profesional era en realidad su objetivo en la vida. Le hace ver que hay cosas más importantes que el trabajo. A valorar el tiempo “para uno mismo” y a desviarse del camino teórico que le correspondería y que todos esperarían de ella. Tenía momentos “eso lo he vivido yo” y “eso lo he pensado yo”. La verdad es que era muy entrañable. Ayyy.. a veces casi se me saltaban las lágrimas de lo identificada que me sentía o me había sentido alguna vez con la protagonista. Pena del final.
2 Comments:
Me ha encantado tu post. Siempre me ha encantado leer (de hecho, me consideraba una lectora voraz, aunque ahora con los blogs, el trabajo y eso... pues leo menos) y es verdad cómo los libros sugieren cosas distintas a quien los lee, a mí sobre todo me gusta esa sensación de dejarme llevar por la historia y sentirme identificado con algunos de los personajes, y es verdad que eso hace que cada uno tengamos una visión distinta sobre lo que leemos.
Me voy a apuntar el título... Al igual que Laurix me encanta leer (por algo crecimos en una casa llena de libros). ahora no le puedo dedicar tanto tiempo, pero cuando vivía en Madrid, una de las cosas que más me gustaba era aprovechar el tiempo de los transportes leyendo... ¡¡¡Era genial!!!
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