Gris

Creo que voy a dejar de escribir en el blog durante un tiempo (es broma) porque últimamente me estoy dando cuenta que mis posts son de lo más deprimentes.
No sé si es por el castañazo de ayer con la prueba que no me dejaron hacer, motivos varios relacionados con el trabajo o por el tiempo, pero… estoy hecha un trapillo. Antes de nada aviso a aquellos que lo puedan leer. Por favor dejad de hacerlo. Este es de los posts para el futuro.

Hoy el día está muy nublado y con amenazas de lluvias. De hecho cuando he salido por la puerta de casa he visto el cielo y me he alegrado. Viernes de nubes. Me apetece. Lluvia, sosiego, estampas bucólicas. De camino en el tren me ha gustado ver los paisajes grises, los suelos mojados. Hoy me apetecía un día de estos que dicen tristes. Pero creo que, por mucho que mi cabeza diga que le gusta y mis ojos se deleiten con las imágenes en gris, a mi sangre del sur no le ha gustado nada. Porque esta mañana estoy tristoncilla.

Esto de pensar, por mucho que digan que es bueno, nada de nada. Una le da demasiadas vueltas al presente, al futuro inmediato y… pasa lo que pasa. Acabas con un nudo en el estomago que no sabes tampoco a cuento de que viene este pesado a instalarse en mi lindo estomaguito.
Fuera nudo.

Pero tampoco está tan mal. Si ha decidido que quiere pasar el día conmigo, pues nada. Aquí estaremos los dos. Pero, que sepas que esto de instalarte no te va a dar derecho a tumbarte en el sofá y juntarte con mis lindas lagrimitas. Nada, chato. Que si quieres quedarte, te quedas. Pero te advierto que tendrás que aguantar conmigo el consiguiente paseo bajo la lluvia, visita a la librería (porque siempre que estoy triste, nerviosa o tremendamente feliz acabo en una librería? Algún día intentaré encontrar la respuesta), visita a la tienda de abalorios, paseíto por el centro y a casita en el bus.